1.   Introducción

El presente documento se redacta como Trabajo Final para el “Máster en  Artes del Espectáculo Vivo” impartido por la Universidad de Sevilla en su primera edición el curso 2009-10. El máster se inscribe dentro de un doble proyecto europeo: el Master Erasmus Mundus en étude du spectacle vivant, constituido por siete universidades europeas y el Máster Conjunto en “Arts du spectacle vivant” departido por dieciséis universidades, bajo la coordinación de la Universidad Libre de Bruselas.

El contenido de las materias impartidas en nuestro máster plantea una visión transversal compatible con cualquier formación universitaria específica previa, de ahí la amplitud del campo de procedencia de sus alumnos inscritos. En mi caso, como arquitecto, y con desarrollo profesional como consultor escénico en la elaboración de proyectos de espacios dedicados al espectáculo, asesoramiento técnico en el diseño y gestión de los eventos. Mis intervenciones, atienden primordialmente al campo técnico, entendiendo el hecho escénico como una producción necesitada de una serie de medios de los que depende que la ejecución sea lo más satisfactoria posible, teniendo presente permanentemente la forma arquitectónica.

Asignaturas como “Historia del espacio escénico y de las artes escénicas”, “El proceso de montaje y puesta en escena” o  los “Talleres de investigación teatral y nuevas tecnologías” me han valido para estudiar la afinidad existente entre espacios técnicos y escénicos y los espectáculos correspondientes.

Surge oportunamente la posibilidad de realizar este trabajo que marca un hito en mi trayectoria tanto profesional como formativa. Tras más de dos años en el ejercicio como project manager en diseño de centros escénicos: óperas, auditorios, teatros, palacios de congresos y salas de conciertos, aprovecho la ocasión para marcar un registro de mis actuales conclusiones sobre el hecho espectacular y sus requerimientos espaciales.

Así pues, en este trabajo analizamos las acciones y montajes escénicos cómo fenómenos espaciales, sea por la simbiosis que precisa el volumen de los espacios afectados por los actores, bien por los ocupados por los espectadores. Me resulta de especial interés el estudio de los límites donde esos volúmenes se encuentran, es en esas fronteras espaciales/perceptivas donde el hecho escénico tiene lugar. La interacción que allí se produce está condicionada por la propia configuración y asignación de áreas al emisor y receptor.  Aún cuando en algunas situaciones puede resultar obvia su ubicación como en la ópera el proscenio, en las corridas de toros la barrera o en un desfile de modelos la pasarela; sin embargo, esos límites experienciales obedecen a aspectos mucho más sensoriales que meramente espaciales. La visión mediante pantallas o proyecciones, el empleo creativo de la electroacústica o el uso de fuentes de aromas, son medios capaces de modificar el lugar de percepción del evento por parte del espectador.

Dado lo ambicioso de un estudio que analice la extensa casuística que relaciona estas cuestiones, este trabajo se ha limitado primordialmente a sentar unas bases programáticas espaciales referidas a los focos de origen del emisor (espectáculo) y receptor (público). Las condiciones espaciales desde las que se genera el espectáculo son tan determinantes como aquellas en las que se encuentra el público y, su conjunción, determina la experimentación sensorial tanto del actor como del espectador.

En consecuencia, este trabajo busca sintetizar unas bases programáticas que resulten útiles en fases de promoción, diseño o análisis de cualquier espacio escénico.