Siendo rigurosos, podemos definir el concepto de Arquitectura Escénica como el campo dentro del arte de la arquitectura dedicado a  proyectar y construir edificios cuyo uso principal es el de albergar eventos de naturaleza escénica. Habitualmente este fin pasa desapercibido frente a la intención icónica, prácticamente inherente a este tipo de edificios, predominando el deseo de ser un referente urbano frente a las características internas de forma y equipamiento, requeridas para el correcto funcionamiento escénico. Salvo en muy contadas ocasiones, es la capacidad interna del edificio lo que marca la diferencia y lo que lo hace adecuado para los espectáculos, así como rentable para los productores o propietarios.

El objetivo principal de  la Arquitectura Escénica es el diseño y definición, coherente y funcional, de espacios que permitan la ejecución de eventos escénicos que deban ser presenciados por una público. Para acometer la labor de proyectación deben identificarse previamente los principales aspectos de conflicto para abordar, en un proceso simultáneo, su integración; entre ellos y con el proyecto arquitectónico.

Accesos, usuarios, áreas de representación, áreas de apoyo a escena, espacios de ensayo, espacios de preparación y estancia, dependencias de dirección y organización, espacios de almacenaje y montaje, locales técnicos, estructuras, maquinaria e instalaciones….todos estos  elementos y los espacios que consumen, su correcto funcionamiento y coordinación entre ellos, son tareas a resolver por la Arquitectura Escénica y los técnicos o especialistas que se dedican a ella.

Existe en esta acción de proyectar un módulo de medida único: el usuario. Por lo tanto, contrariamente a lo que en un principio podríamos pensar, no son condicionantes principales, ni las dimensiones y características del espectáculo (éste está igualmente condicionado por el usuario), ni el ego del arquitecto.

Todos los espectáculos se conciben para ser percibidos por un público y, por lo tanto, por  los sentidos de éste. Un escenario excesivamente  amplio para ser contemplado por un espectador, o bien no está consiguiendo ser percibido correctamente, o bien, el autor, es consciente de la limitación, habiéndolo diseñado de acuerdo con  las acotadas capacidades perceptivas de los espectadores.

Desde un punto de vista profesional, los encargados de conseguir el apropiado equilibrio entre el contenedor y el contenido han sido siempre los arquitectos. Sin embargo, es poco habitual que éstos estén formados en aspectos escénicos por lo que es común recurrir a especialistas o consultores que introducen el equipamiento oportuno y proponen modificaciones al proyecto de arquitectura. Esta labor proyectual disociada tiene como consecuencia frecuente una merma cualitativa en las áreas escénicas. Esta común situación podría minorarse incluyendo en la formación de los arquitectos un mínimo desarrollo de las necesidades y labores llevadas a cabo en un espacio escénico, tal como se hace para otros tipos de edificios. Mientras tanto, la exitosa conclusión de un edificio escénico, viene condicionada por la solvencia técnica de un grupo multidisciplinar.

Por lo tanto, es necesario ser conscientes de este complejo origen de los proyectos en el momento de analizar cualquier espacio escénico. Comprenderemos así la razón de ser de su distribución, dotación técnica o sus problemáticas de funcionamiento.

Es un campo de conocimiento complejo afectado por distintas disciplinas que, además, varían con el tiempo y las tendencias tanto arquitectónicas como escénicas. Es este trabajo un primer ejercicio de acercamiento  coordinado desde ambos ámbitos en busca de unas bases objetivas de partida.