Obviando el diseño exterior del edificio contenedor, existen múltiples condicionantes para la definición de un espacio escénico funcional.

Desde un punto de vista espacial y de conjunto, podemos identificar tres partes principales en cualquier edificio dedicado al espectáculo: escena (los espacios contiguos relacionados con el espectáculo), audiencia (patio de butacas, platea, anfiteatro y palcos), y los espacios de público (foyers, guardarropa, ambigúes, taquillas y demás). De acuerdo con esta diferenciación, la arquitectura escénica se dedica principalmente a las dos primeras, escena y audiencia.

En lo referente a la audiencia, no se hablará en este trabajo sobre los distintos modos de organizar las localidades (anfiteatros, palcos, viñedos, etc…); el aforo, la organización del mismo y las visuales en relación con el tipo de espectáculo, sí serán cuestiones de interés en próximos capítulos. La percepción del público de los eventos es un campo de estudio en sí mismo. No sólo es importante la visual sobre la escena o la acústica de la sala en cada punto; aspectos como la psicoacústica o el grado de intimidad, esgrimido por Nagata Acoustics en sus diseños, suponen características de gran complejidad que han de ser analizadas en detalle en cada proyecto. Si a esto añadimos equipamientos como las fuentes de aromas o la acústica virtual que permiten que la escena invada la audiencia, podemos ser conscientes de la gran cantidad de variables que se pueden manejar de cara a la interacción con el público, no sólo en el momento de proyectar los espacios sino en el propio diseño del espectáculo. Estos medios nos pueden permitir disolver la frontera entre el público y la escena.

La escena y todos los espacios que la sirven, son la verdadera industria del espacio escénico. Son estas áreas las grandes desconocidas, tal vez gracias a ello los espectáculos conservan esa impronta mágica y sorpresiva… en cualquier caso, es en esos recintos donde se gesta el espectáculo y, sin importar las características del resto del edificio, son éstos los que determinan la viabilidad de una producción o evento puntual. No son extraños los teatros con costosas dotaciones en consolas de iluminación o sonido que, contra a toda lógica, tienen cabinas técnicas sin la apropiada visual o sonido directo desde escena, obligando a desmontar butacas para ubicar a los técnicos en un lugar adecuado.

Según el espectáculo, el aforo, la programación, que tengan o no producciones propias, el edificio demandará una dotación de un tipo u otro, mayor o menor en superficie, flexible o rígida en su funcionamiento. No requerirá de la misma superficie de almacenaje una ópera con producción propia que una que no la tenga, así  como no será necesario en una sala de conciertos disponer de un sistema de varas con el mismo intereje que en un teatro musical.

De acuerdo con lo expuesto, se plantean a continuación aspectos determinantes en la programación espacial de un centro escénico, organizados según tres bloques: usuarios, usos y medios técnicos. En cada apartado se detallan las principales dependencias o elementos de equipamiento que requieren de un recinto u ocupan un volumen.